Gemma Berrocal Barros tiene 16 años y desapareció en Barcelona el pasado 14 de Julio. Tres días después de marcharse llamó a su padre para felicitarle por su cumpleaños, dijo que estaba bien y colgó. Su familia cree que se ha ido de forma voluntaria. Encontraron un mensaje de su novio que pudo ser el detonante de la fuga. Él la chantajeaba con dejar la relación si la joven se iba a un campamento de verano.

De ser así, el caso de Gemma es mucho más común de lo creemos. "El año pasado recibimos en total, en todo el verano, 11 alertas de fuga. Este año llevamos ya 21", asegura Diana Díez, directora del teléfono Anar, y añade que "los motivos principales son relaciones difíciles en la convivencia y malas influencias". Los meses de verano son los que más eligen los adolescentes para fugarse de casa.

La mayoría de los fugados vuelven antes de 72 horas, algunos tardan más. Ha sido el caso de David, un menor de 15 años que ha estado un mes desaparecido y el viernes volvió a su casa. Afirma que tuvo una discusión con su padre, decidió no ir al colegio y se fue con sus amigos. Su padre asegura que no es la primera vez que el adolescente se ausentaba del domicilio familiar: "Se ha fugado cinco o seis veces", comenta.

En estos casos es importante la prevención. Y ante la desaparición de cualquier menor, los pasos a seguir deben ser claros, las primeras 72 horas son cruciales. Debemos, hablar con su círculo más cercano y, si nadie sabe nada, denunciar aunque no hayan pasado 24 horas.