Una de cada tres empleadas domésticas vive por debajo del umbral de la pobreza y duplican los retrasos en el pago del alquiler o la hipoteca respecto a cualquier otro trabajador.

Según un informe de Oxfam Intermón y del Instituto de Estudios de Género de la Universidad Carlos III, la pobreza laboral y la precariedad afecta de manera importante a las trabajadoras de ese sector, cuyos trabajos con alta tasa de temporalidad ocasiona situaciones de pobreza en el 34,3% de sus hogares.

Hay más de 630.000 personas dedicadas al empleo del hogar, casi el 4% de la población activa, y 163.925 no están registradas en la Seguridad Social y por tanto no cotizan ninguna de las horas trabajadas.

El estudio calcula que si este sector económico estuviera legalmente remunerado equivaldría al 2,8% del PIB.

"El empleo doméstico es riqueza", ha explicado Liliana Marcos, desde Oxfam, y sin él el resto de la economía se vería perjudicada, y "cubre espacios que el estado no hace por falta de recursos".