Una de cada cuatro personas en el mundo es miope, y la OMS alerta de que podría afectar a la mitad de la población en el 2050. Este problema visual se observa cada vez más en los jóvenes desde el confinamiento, y no es por la sobreexposición a las pantallas. "Nos hemos encontrado con la sorpresa de que ha aumentado la progresión en, al menos, un 30% más que en años anteriores", explica Chelo García, de 'Opti Class'.

Estudios internacionales reflejan que los niños miopes cada vez ven peor: han experimentado un aumento del 46% en sus dioptrías desde que empezó el confinamiento, especialmente, en los menores de 16 años. Esto no es debido al uso de las pantallas, sino a la falta de luz natural, porque ello llevó a los más pequeños a no generar el neurotransmisor que evita que la miopía crezca.

"Esto hace que no se produzca dopamina, que es lo que hace que no crezca el globo ocular. En cuanto este aumenta, las miopías crecen", cuenta Marta Romero, oftalmóloga del Hospital Universitario Quirón Salud. Así, los niños miran más de cerca los libros y las pantallas, algo poco aconsejable en tiempos prolongados.

Aparte de realizar actividades durante una hora y media al aire libre, los expertos aconsejan descansar la vista cada media hora y fijar la mirada a lo lejos en ese periodo de tiempo. "Una cosa que tenemos que hacer los que trabajamos con pantallas durante largo tiempo es la regla 20, 20, 20: cada 20 minutos frente a la pantalla, mirar 20 segundos a algo que esté a más de 20 pies de distancia, que son seis metros", señala Emilio Dorronzoro, jefe de Oftalmología del campus Moraleja de Sanitas.

Se recomienda que los menores de seis años no permanezcan más de una hora frente a la pantalla; y que los menores de 16 tampoco estén más de dos horas. Es importante que se utilicen bajando el brillo y en lugares bien iluminados. Hasta ahora, lo más común es que las miopías bajasen conforme la edad creciese. Sin embargo, esta situación se está revirtiendo.