Estremecedores gritos de una mujer, embarazada de ocho meses, cuando los guardas del Metro de Estocolmo la tiran, sin miramiento ninguno, contra un banco golpeando su tripa. También impactan los lloros de su hija de cinco años, asustada al ver cómo su madre acaba en el suelo.

Acababan de sacarlas del vagón en el que iban tras pedirles el billete. Cuenta que no le dieron tiempo ni a buscarlo ni atendieron a razones cuando les dijo que no la tocaran.

Los guardas se exponen ya a una sanción por "conducta indebida". Ella también tendrá que enfrentarse a una investigación por resistencia a la autoridad.