Los sindicatos han publicado informes que verifican los datos que sostienen que las mujeres necesitan trabajar diez años más para igual la retribución de los hombres. En 2016 recibieron un cuarto menos de retribución y sus sueldos deberían aumentar un 29% para ser equitativos.

CC.OO ha apuntado a la discriminación hacia la mujer: tienen más contratos parciales y cobran menos por cada hora. Para UGT la discriminación encuentra sus raíces en que las mujeres ocupan sectores con menor reconocimiento económico y con peores categorías sociales. Aunque remarcan en cualquier caso la brecha en empleo, en la corresponsabilidad familiar y en la gestión de empresas.

Los trabajadores asalariados por debajo de índice de la pobreza, un 16,8% del total, tienen en su mayoría rostro femenino: un 64% de ellos son mujeres, al igual que un 68% de las personas que reciben el salario mínimo.

"La precariedad tiene rostro de mujer" ha asegurado Elena Blasco, secretaria confederal de Mujeres e Igualdad de CC.OO, que ha recriminado la concepción del salario femenino como un complemento del masculino en el hogar.

Cristina Antoñanzas, viscesecretaria general de UGT, ha asegurado que la brecha salarial se traslada a las pensiones de jubilación, y aunque ha disminuido ligeramente desde el 2015, ha recordado que sigue siendo significativa en cuando a la independencia económica. Además, Antoñazas ha criticado que incluso dentro de los puestos con baja categorización económica están mejor valorados en los hombres, ejemplificándolo con "cristaleros y limpiadoras".

Para la erradicación de dichas irregularidades, la vicesecretaria del sindicato ha reivindicado la necesidad de modificar la ley para conseguir la igualdad salarial, reforzando las medidas de seguridad y sanciones para que la legislación se cumpla.