Tras nueve meses luchando contra un tumor cerebral, el pequeño Benjamín, de siete años, falleció a causa de una parada cardiorrespiratoria, según recoge el diario 'ABC de Sevilla'.

La situación económica de su familia no permitía a la madre del menor hacer frente a los gastos fúnebres, por lo que el cuerpo de bomberos de Marbella se ofreció a hacerse cargo del entierro del niño, debido a la especial relación que les unía al pequeño.

La enfermedad sentó a Benjamín en una silla de ruedas. El menor vivía en un cuarto piso sin ascensor con su madre y su hermano, por lo que era muy difícil que saliera de casa solo sin la ayuda de su familia. Día tras día, los bomberos le bajaban para que fuera al colegio y, con la ayuda de un gimnasio que había cerca de su casa, podía hacer deporte.

El vínculo creado entre los bomberos y el pequeño llevó a estos a poner dinero para trasladar a Benjamín y su familia a una vivienda adaptada. Tras su fallecimiento, sus actos de solidaridad no han cesado, sino que el cuerpo ha decidido destinar los 6.000 euros recaudados a sufragar los gastos del entierro del Benjamín.

Un último gesto de sus amigos y protectores, que recuerdan con cariño al pequeño al que tantas sonrisas le sacaron.