Desde 1999, la empresa madrileña Leaf Life vende productos relacionados con el cannabis. Su legalización, dicen, beneficiaría al sector: "Sería un beneficio, no sólo para los puestos de trabajo que pueden llegar a crear, sino también para los impuestos que pueden llegar a recaudar" asegura Jorge Molina, gerente.

Según un estudio de la Universidad Autónoma de Barcelona, su legalización generaría más de 100.000 puestos de trabajo y el Estado ingresaría 3.312 millones de euros al año. Algunas asociaciones pro legalización defienden que, como en Canadá, sea el Estado quien controle producción y comercialización: "De tal forma que todo este dinero deje de estar en manos de las mafias y el crimen organizado" dice José Carlos Bouso, de la fundación ICEERS.

Y proponen tres vías para regular el sector: "Una es el autocultivo, otra es seguir con el modelo español de los clubes cannábicos y otra es dispensarla en locales especializados" asegura Bouso.

Pero los expertos en psiquiatría aseguran que una mayor oferta, aumentaría la demanda y alertan de la relación directa entre consumo y trastornos mentales: "Aquellos que se inician en el cannabis siendo muy jóvenes aumenta por dos el riesgo de presentar episodios psicóticos y desarrollar esquizofrenia" defiende Enriqueta Ochoa, psiquiatra especialista en adicciones del Hospital Ramón y Cajal.

Si España sigue el ejemplo canadiense, se convertiría en el primer país europeo en legalizar la producción y distribución de cannabis.