"Hasta ahora, no hemos sabido exactamente qué efecto tienen estas bebidas energéticas en la función del corazón", dijo el residente de radiología Jonas Dörner, de la sección de Imagen Cardiovascular en la Universidad de Bonn, Alemania, liderada por el el investigador principal del estudio, Daniel K. Thomas.
"Hay preocupaciones acerca de los posibles efectos secundarios adversos de los productos sobre la función del corazón, especialmente en adolescentes y adultos jóvenes, pero existe poca o ninguna regulación de las ventas de bebidas energéticas", alerta este experto.
Las bebidas energéticas representan una industria multimillonaria que crece día a día. Aunque los adolescentes y adultos jóvenes han sido tradicionalmente los mayores consumidores, en los últimos años se han iniciado en su consumo más personas de todos los grupos demográficos.
Un informe de 2013 de la Administración de Abuso de Sustancias y Servicios de Salud Mental norteamericana señala que en Estados Unidos, desde 2007 hasta 2011, el número de visitas al servicio de urgencias relacionadas con el consumo de bebidas energéticas casi se duplicó, pasando de 10.068 a 20.783.
La mayoría de los casos fueron en pacientes de 18 a 25 años, seguidos de los de 26 a 39. "Por lo general, las bebidas energéticas contienen taurina y cafeína como sus principales ingredientes", apuntó Dörner, subrayando que la cantidad de cafeína es hasta tres veces mayor que en otras bebidas con cafeína como el café o el refresco de cola.
Según este experto, se conocen muchos efectos secundarios asociados con un alto consumo de cafeína, incluyendo frecuencia cardíaca rápida, palpitaciones, aumento de la presión arterial y, en los casos más graves, convulsiones o la muerte súbita.
Para el estudio, que está en curso, Dörner y sus colegas usaron imágenes por resonancia magnética cardiaca (MRI) para medir el efecto del consumo de bebidas energéticas en la función cardiaca en 18 voluntarios sanos, entre ellos 15 hombres y tres mujeres con una edad media de 27,5 años.
Cada uno de los voluntarios se sometió a resonancia magnética cardiaca antes y una hora después de consumir una bebida energética con taurina (400 mg/100 ml) y cafeína (32 mg/100 ml). En comparación con las imágenes de referencia, los resultados de la RM cardiaca una hora después del consumo de la bebida energética por parte de los participantes reveló un aumento significativo de los picos de tensión y mayores picos de tasas de tensión sistólica (mediciones de la contractilidad) en el ventrículo izquierdo del corazón, que recibe la sangre oxigenada de los pulmones y la bombea a la aorta, que la distribuye en el resto del cuerpo.
"No sabemos exactamente cómo o si esta mayor contractilidad cardiaca tiene efectos en las actividades diarias o el rendimiento deportivo", reconoció Dörner, agregando que se necesitan más estudios para entender este mecanismo y determinar cuánto tiempo dura el efecto de la bebida energética. Los investigadores no encontraron diferencias significativas en la frecuencia cardiaca, la presión arterial o la cantidad de sangre expulsada por el ventrículo izquierdo del corazón entre el examen inicial y el segundo por MRI.
"Hemos demostrado que el consumo de bebidas energéticas tiene un impacto a corto plazo sobre la contractilidad cardiaca", sentencia Dörner, quien aconseja que los niños y las personas con arritmias cardiacas conocidas eviten las bebidas energéticas porque los cambios en la contractilidad podrían desencadenar arritmias. También advierte que se necesitan estudios adicionales para hacer frente a los riesgos que plantea el consumo de bebidas energéticas en combinación con el alcohol.
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