Beatriz Flamini, alpinista, escaladora, espeleóloga y deportista de élite, ha salido este viernes de la cueva de Motril (Granada) donde ha pasado 500 días a 70 metros de profundidadsola, sin referencias temporales, ni contacto con el exterior, cumpliendo así con el objetivo que se marcó cuando decidió vivir esta experiencia que ha definido como "insuperable". Fue el 20 de noviembre de 2021 cuando Flamini decidió meterse en la cueva para documentar su día a día, como parte de un experimento psicológico que verá la luz en una serie documental. "No es algo que hago por imposición, es algo que elijo y me causa mucha curiosidad, fortaleza y alegría", afirmó antes de entrar en la cueva.
Este reto lo ha avalado la Federación Andaluza de Espeleología, y aunque habría superado en días al anterior récord, a su salida de la cueva no había ningún notario. Quienes la han acompañado a distancia en este proceso insisten en que ha estado 500 días bajo tierra, aunque han reconocido que abandonó la cueva ocho días por un problema técnico.
En cualquier caso, ahora, 500 días después, la deportista de élite, de 50 años, ha abandonado la cueva entre aplausos, con una enorme sonrisa en su rostro, y con la ayuda de miembros del Grupo de Actividades Espeleológicas de Motril, tras lo que se ha fundido en un abrazo con una de las personas que ha capitaneado la expedición, un emotivo momento que puedes ver en el vídeo principal que acompaña a esta noticia. A su salida, le han dado unas gafas de sol como medida de protección y una botella de agua, y a las personas que aguardaban a la salida les han pedido que se pusieran mascarillas.
"Llevo un año y medio en silencio, sin hablar con nadie, solo conmigo misma, pierdo el equilibrio... Me gustaría poder ser amable, poder contestaros, pero sé que hay concertada una rueda de prensa y, si me permitís, me voy a pegar una ducha, que llevo un año y medio sin dármela. Ha sido una experiencia insuperable que sin estos profesionales no hubiera sido posible", ha expresado ante los medios de comunicación Flamini, quien se va a someter a un reconocimiento médico completo.
La deportista no ha visto la luz del sol, ni ha tenido contacto con el mundo exterior durante casi un año y medio, en el que la escaladora ha ido documentando su día a día en el interior de la cueva, unas imágenes que almacenaba en tarjetas de vídeo que dejaba en la zona de intercambio de la cueva programada con los espeleólogos, donde también se producía la entrega de alimentos y retirada de basura, aunque no había ningún tipo de comunicación.
Las imágenes de este reto, que forma parte del proyecto 'Timecave', verán la luz en una serie documental,en la se mostrará la vida cotidiana de Flamini a 70 metros bajo tierra, incluidas las comidas que ha hecho durante cerca de un año y medio, los ejercicios, las dificultades, las dudas o los cambios en su cuerpo y en su mente, como puede ser la falta de memoria o concentración.
Grupos de investigación de las universidades de Granada y Almería han seguido de cerca el reto para estudiar cómo afecta el aislamiento social y la desorientación temporal extrema a la percepción del tiempo, así como los cambios neuropsicológicos que ha conllevado este tremendo desafío ante la soledad, la ausencia de luz natural y el aislamiento cognitivo y social.
Fue hace dos años cuando Flamini se puso en contacto con una productora 'Dokumalia' y se ofreció para este reto, prestándose a participar en estudios científicos dirigidos a evaluar la repercusión mental y física que tiene el vivir durante tanto tiempo en estas condiciones extremas.
En uno de los vídeos que se grabó, la alpinista reconoció que no tenía ninguna referencia horaria en sus cámara: "El tiempo no pasa; siempre son las 4:00 horas", expresaba Beatriz Flamini, quien es alpinista, escaladora, espeleóloga y karateca. Flamini, quien se considera una apasionada de la montaña, ha realizado expediciones por las cimas más altas del mundo, y antes de entrar en la cueva, se estuvo preparando física y mentalmente durante tres años.