Jaume Collboni, teniente alcalde de Barcelona, ha dicho que lanzan "un mensaje al mundo de que la ciudad se va a poner de pie y a recuperar la normalidad".

No tienen miedo en muchos comercios, como un quisco testigo directo del horror. Fue embestido por la furgoneta en su recorrido mortal y tres de sus empleados resultaron heridos. Han decidido abrir, su dueño insiste en que no tienen miedo a nadie.

Quim, dueño de un restaurante en el mercado de la Boquería, el más turístico de Barcelona, explica que vieron "una avalancha de gente que llenó todos los pasillos". Asegura que cuanto antes van a abrir para demostrar que no van a poder con ellos.

Todos tratan de recuperar la normalidad tras el horror, con la Guardia Urbana y patrullas de Mossos garantizando la seguridad y las calles cortadas al tráfico. Pero con sus Ramblas abiertas, unas Ramblas siempre bulliciosas, que respiraban un silencio poco habitual.

Epicentro de homenajes anónimos: velas, flores, carteles que rezaban 'Cataluña lugar de paz' y globos infantiles recordando a los varios menores arrollados en el punto donde por fin paró la furgoneta asesina.