El hombre que este martes disparó contra sus compañeros en una empresa de Tarragona era vigilante de seguridad. Estaba de baja laboral desde hace varios meses y sus jefes habían recibido una foto (la que acompaña estas líneas) en la que se le veía armado. Junto a la imagen envió hasta cuatro mails con amenazas, uno de los cuales llegó después del tiroteo. La empresa nunca lo denunció.
Estaba en trámites con ellos. Reclamaba un finiquito hasta que ayer decidió cumplir su amenaza, volvió a la empresa y en el primer piso de la oficina disparó a tres empleados, entre ellos el gerente, herido muy grave. Los testigos relatan a laSexta que escucharon gritos de socorro desde la calle.
Después, huyó en su coche. En su huida un control de los Mossos le interceptó cerca de Reus. Allí responde disparando a un agente que tiene que se atendido en la cuneta. Ahora ya está fuera de peligro.
El autor del tiroteo sigue en su intento de escapar y se atrinchera en una masía abandonada. Allí después de varios intentos de los negociadores para que se entregue, abre fuego. Todo termina con la respuesta de los grupos especiales que le abaten. Ahora está en estado crítico.
Hoy se ha sabido también que entre sus armas llevaba un rifle de mira telescópica. El pistolero tenía cinco armas cortas y un fusil semiautomático, ha explicado el presidente del club de tiro al que pertenecía.
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