El debate sobre la discriminación de la comunidad LGTB está creciendo en las últimas semanas, tan sólo días antes de que tenga lugar una elección clave para la coalición que gobierna Morrison.

"Llevaré a cabo muy pronto medidas que aseguren la entrada en vigor de enmiendas que tejen claro que ningún estudiante, aunque lo sea de una escuela que no dependa del Estado, pueda ser expulsado en base a su sexualidad", ha afirmado el primer ministro en un comunicado.

El comunicado, en el que urge al Parlamento a abordar la cuestión en las próximas dos semanas, se ha producido a raíz de una petición por parte del principal partido en la oposición, el Partido Laborista, de eliminar las excepciones legales que permiten a las escuelas religiosas llevar a cabo políticas discriminatorias.

El arzobispo Mark Coleridge, el presidente de la Conferencia Episcopal australiana, ha hecho un llamamiento esta semana para la igualdad en las escuelas, tanto a nivel estudiantil como laboral.

"Una vez empleados o matriculados, las personas que formen parte de una comunidad escolar católica deben cumplir las normas y los valores de la escuela", ha emplazado durante una entrevista con el 'Sydney Morning Herald'.

El Parlamento australiano aprobó la legalización de los matrimonios del mismo sexo el pasado mes de diciembre, después de que tuviera lugar una consulta a nivel nacional en la que el sí al matrimonio homosexual obtuvo una vasta mayoría de los votos.