La muerte del trabajador por un golpe de calor después de horas asfaltando una carretera ya está en manos de la justicia. "Empezó a marearse, los cogimos, se sentó y fue todo en cuestión de cinco minutos", asegura uno de sus compañeros.

Un juzgado de Morón de la Frontera ha abierto diligencias para averiguar si la empresa del trabajador cometió irregularidades que precipitaron el trágico desenlace. Ocurrió a las nueve de la noche y el convenio de construcción de Sevilla especifica que en verano la jornada debe ser intensiva.

Tras la muerte del peón, desde CCOO han recibido un aluvión de denuncias de otros trabajadores que también apuntan a incumplimientos graves. Otros dicen que las medidas preventivas son insuficientes.

"No tenemos ningún tipo de protocolo ni nada por el estilo, nada más que agua fresca con hielo que nos da la empresa y después buscando la sombra", explica un trabajador. Se hidratan constantemente para combatir los 35 grados a los que asfaltan una carretera de Madrid, a lo largo de la mañana llegarán a 39.

Aunque dicen que los 39 grados no son nada en comparación con los picos que han sufrido estos días de calor y a los que se suman los 180 grados del propio asfalto. El problema es que no hay una legislación común que indique a qué temperatura máxima debe paralizarse un trabajo en exteriores.

Frente a los 27 grados como máximo que debe haber en un trabajo de interior. Lo más importante según los expertos en riesgos laborales es que las empresas intensifiquen la formación a los trabajadores. "Qué tipo de ropa y alimentación deben de tener cuando hay olas de calor y sobre todo formación en primeros auxilios", explica Sara Fernández, coordinadora de la comisión de PRL de la Unión Interprofesional de la Comunidad de Madrid.

En lo que llevamos de año, tres personas han muerto por golpe de calor. Afortunadamente, el trabajador que sufrió uno en Badajoz mientras cambiaba unas tuberías se recupera favorablemente en el hospital.