Los Mossos d'Esquadra tenían los medios para actuar en Figueres, pero no lo hicieron. Alrededor de 300 personas se juntaron en la localidad gerundense para destrozar la casa del presunto autor del doble homicidio en la noche de San Juan en Girona.
"Con la fuerza que teníamos en aquel momento se les podía intentar parar, pero se habría tenido que utilizar una fuerza excesiva para pararlos, pero contenerlos habría sido muy difícil. No podemos utilizar la fuerza y crear un mal más grave de lo que queremos evitar", indica Xavier Doménech, subjefe Mossos d'Esquadra en Girona.
Doménech asegura que mediar con las 300 personas que se concentraron con hachas y palos para destrozar las casas en Figueres fue realmente complicado: "Nos dijeron que no provocarían ningún incendio ni ningún otro delito aparte de los daños porque era una cuestión de orgullo".
Una inacción que, desde los sindicatos, se muestran muy críticos con los agentes: "La previsión debería haber sido otra y debería de haber sido la que nos hubiera permitido dar la respuesta congruente, oportuna y proporcional a los hechos que nos ocupan".
Pere García, secretario general del SAP-FEPOL (Sindicato Mayoritario de Mossos) muestra el malestar: "En ningún caso se puede permitir que unas personas que van armadas y que ante la orden de un agente de la autoridad depongan esa actitud... si no la deponen eso ya es un delito".
Al mismo tiempo, esta madrugada, los Mossos han tenido que proteger a un familiar del presunto autor del doble homicidio. Todavía sigue en paradero desconocido desde la verbena de San Juan. Un hecho que hace que la llama no se apague en Figueres.