Una madrugada en la pista de baile de una discoteca de Cataluña, una chica conoce a un chico y se ponen a hablar. Hasta este momento todo es normal, pero según la joven, estuvo a punto de ser agredida: "De repente vi cómo sacaba una especie de aguja".

Ella, por suerte, consiguió pararlo. "Quiso clavármelo, pero yo pude reaccionar y le golpeé", explica la joven. Ocurrió hace solo unos días. Un caso que se suma a otras 20 denuncias por pinchazos en Cataluña.

"Noté un pinchazo en el muslo y después me empecé a marear. No sabía qué era al principio", relata otra chica de Barcelona. En esta ciudad, la Guardia Urbana ha diseñado itinerarios seguros para mujeres cuando vuelven de fiesta. "Reforzar ese tipo de recorridos con un patrullaje específico e intervenir ante cualquier tipo de agresión o abuso sexual", explica el objetivo Gema Alfonso, subinspectora de la Guardia Urbana de Barcelona.

Este problema se extiende a otros puntos del país, la Ertzaintza​​ investiga una docena de pinchazos en diferentes puntos del País Vasco, tanto en locales de ocio como en fiestas de pueblos.

También tuvieron que recibir asistencia sanitaria por pinchazos varias de las asistentes a un festival en Santander, aunque en todas las pruebas dieron negativo en drogas. La Policía Nacional de Gijón investiga la denuncia de una menor por sumisión química. Otras dos jóvenes en Cádiz han denunciado haber sufrido pinchazos.