Dos días después de la reyerta en El Álamo (Madrid) en la que un conductor atropelló al menos tres personas, acabando con la vida de dos de ellas y dejando a la tercera gravemente herida, la tensión ha crecido entre las familias que asistieron a la pedida de mano. Aunque la Guardia Civil ha mediado con los patriarcas de los clanes para evitar respuesta al suceso.

Los agentes creen que el testimonio de la chica de 18 años herida de gravedad será clave para arrojar luz sobre el caso, pero todavía está hospitalizada, por lo que esperan que reciba pronto el acta para poder interrogarla.

La Guardia Civil mientras sigue buscando al autor del atropello, y por el momento no hay detenidos. También está custodiando la finca ubicada a pocos kilómetros de los hechos y buscando pistas en los coches que pudieron estar implicados.

Por otro lado, la mayoría de las familias han abandonado el asentamiento en el que viven. Un equipo de laSexta ha podido con la única persona que se ha quedado para vigilar las pertenencias. Asegura que está solo y que aunque asistió a la fiesta no se enteró de lo ocurrido.

Una disputa por un órgano

Los hechos ocurrieron durante una pedida de mano. El dueño del bar en el que se celebraba el evento fue testigo del comienzo del altercado ha explicado a laSexta que se reunieron cerca de 60 personas. Sobre las 23:30 horas, uno de los participantes quería seguir poniendo música, pero el dueño del órgano, que era de otro clan, quería apagarlo para salir a cenar.

Fue entonces cuando se inició la "pelea monumental" que acabó con el atropello de al menos tres personas. El cuerpo de los dos fallecidos, una pareja de 27 y 28 años, fueron encontrados a escasos metros del restaurante.