Atrapado en su propio asalto

Un atracador fuera de sí, un cuchillo enorme y unos vecinos invencibles: así se evitó el robo de un estanco en Fuenlabrada (Madrid)

Los detalles Un ladrón intentó destrozar un estanco en la calle Extremadura de Fuenlabrada, pero un grupo de vecinos lo mantuvo atrapado durante seis minutos, resistiendo sus embestidas hasta que la Policía Nacional lo redujo con una táser.

Un atracador fuera de sí, un cuchillo enorme y unos vecinos invencibles: así se evitó el robo de un estanco en Fuenlabrada (Madrid)
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Seis minutos que parecieron una eternidad. Eso es lo que vivieron varios vecinos de Fuenlabrada (Madrid) cuando se toparon con un atracador armado y fuera de sí dentro de un estanco de la calle Extremadura.

El martes, sobre las 20:15 horas, un hombre entró en el local con un cuchillo de grandes dimensiones. La trabajadora consiguió escapar y pedir ayuda, y en ese momento dos jóvenes se lanzaron a cerrar la puerta. Lo dejaron encerrado en su propio robo.

A partir de ahí empezó el momento de máxima tensión. El atracador, atrapado, arrancó de cuajo la barrera de la entrada y comenzó a embestir el cristal blindado con una furia descomunal. Primero con las manos, luego con todo lo que encontraba a su alcance. Incluso con una pala. Cada golpe sonaba más fuerte y, al otro lado, los vecinos, aterrorizados, pero decididos, sujetaban la puerta como podían. Uno incluso la bloqueó con el palo de una fregona.

"Pasamos miedo, mucho miedo… pero había que aguantar", admite Abdesamad, que felicita orgulloso a su amigo por resistir con él. La escena era caótica: los vecinos pidiendo a gritos que llegara la Policía, algunos tratando de tranquilizar al resto asegurando que el cristal era blindado, otros convencidos de que en cualquier momento se rompía.

El atracador no se rendía. Golpeaba una y otra vez, cada vez con más agresividad. Pero los vecinos tampoco cedían. Y así pasaron seis minutos que se hicieron interminables, hasta que por fin aparecieron los agentes de la Policía Nacional.

La tensión no terminó ahí. El hombre seguía con el cuchillo en la mano y también se encaró con los policías. Fue tan violento que casi se ven obligados a disparar, pero finalmente consiguieron reducirlo usando una pistola táser.

Entre vítores y aplausos, los agentes se lo llevaron detenido. Varios vecinos tuvieron que ser atendidos por Emergencias 112 tras el shock, pero todos coinciden en lo mismo: si no hubiesen reaccionado, aquel atraco podría haber acabado mucho peor.

Gracias a la sangre fría —y al valor— de un grupo de vecinos, un atracador extremadamente agresivo terminó atrapado en su propio asalto.

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