El polémico protocolo que se está siguiendo en Las Palmas con los menores migrantes deja imágenes estremecedoras. La Fiscalía ordena separar a madres e hijos de migrantes que llegan en pateras hasta que se verifique que efectivamente son familia.

Por eso, algunos menores han pasado casi tres meses separados de sus progenitores, muchos de ellos con ataques de ansiedad. Sin embargo, ayer cinco de ellos lograron abrazar de nuevo a sus madres y sus sonrisas demostraban sus ganas de poder volver a tocarse.

Sus madres llevaban tres meses sin poder cogerlos ni tocarlos, porque nada más poner un pie en Fuerteventura, al bajar de la patera, les separaron para comprobar si eran sus hijos. Ahora el ADN lo confirma.

La práctica de la separación ha sido denunciada por el propio Gobierno de Canarias ante la Fiscalía por no respetar la presunción de inocencia. De hecho, afirman que incluso se ha dado el caso de una menor separada con libro de familia.

El gobierno de Canarias pide a la Fiscalía que revoque estas separaciones indiscriminadas, y que mientras se espera el resultado de la prueba de ADN no se rompa el vínculo familiar con el objetivo de no provocar sufrimiento y daño psicológico en los menores.

Sin embargo, la fiscalía dice que la reunificación es responsabilidad del Gobierno Canario, y que tienen más vías para comprobar esa filiación, ese vínculo.

Mientras llegan a un entendimiento, laSexta ha conocido el caso de Awa, una menor de solo dos añitos a la que tuvieron que llevar junto a su madre porque era inconsolable y ni siquiera quería comer.

Mientras llega la solución, los verdaderos perjudicados siguen separados: aún quedan otros dos niños esperando la reunificación en Fuerteventura y otros seis en Gran Canaria.