El ladrón entró en un restaurante de Santa Coloma por el tejado, cogió dos cuchillos de la cocina y los introdujo en la caja registradora para abrirla. Cuando ya tenía los billetes comenzó a huir y la alarma del local se disparó, llenando de humo el establecimiento.

El caco intentó salir, pero la puerta se ha quedó encallada, por lo que el acusado se agobia, comienza a asfixiarse y termina pidiendo ayuda a la policía, que entra para rescatarle.

No es el único robo en Cataluña, otro se ha producido en una gasolinera de Vilafranca del Penedés; el ladrón, armado con una navaja, se enfrenta a la dependiente y consigue llevarse el botín.

Pero el mismo ladrón no tuvo tanta suerte unas semanas antes en la misma gasolinera: entonces se enfrentó a un dependiente y, tras forcejear, acabó marchándose asustado después de que le amenacen con un taburete.

Los Mossos han conseguido detenerlo, lo tenían fichado desde hacía meses. Le acusan de haber cometido cuatro robos en Vilafranca, siempre en gasolineras y armado con un cuchillo.