"No veía que le estuviera haciendo daño a nadie. Claro, antes. Ahora sí". Raúl reconoce abiertamente que era un maltratador. "Cuando la violencia ya pasa de la violencia verbal a dar golpes en casa, a tirar objetos y a insultos graves a tu pareja... ella en su momento me tuvo que denunciar, lo cual agradezco", cuenta.

La Justicia le impuso una orden de alejamiento de su pareja y eso, asegura, le hizo reaccionar. "Evidentemente te arrepientes pero el arrepentimiento no hace nada, y el perdón tampoco no justifica nada. El mejor perdón es poner de tu parte, ir a buscar herramientas y utilizarlas", dice.

Las encontró gracias a un curso de rehabilitación para maltratadores. "Son personas de personalidades más bien frágiles, dependientes emocionalmente, normalmente con una ideología machista", indica Javier Medina, psicólogo clínico especialista en violencia de género, sobre estos pacientes.

El Ministerio del Interior cuenta con el programa Pria-Ma, dirigido a hombres condenados a menos de dos años de cárcel por violencia de género y sin antecedentes. Para suspender su condena de prisión deben hacer uno de estos cursos.

"Se trabaja mucho la empatía, el control de los impulsos, la reestructuración de ideas o pensamientos machistas", explica Medina.

Además de los del Ministerio, varias Fundaciones ofrecen sus propios programas de rehabilitación. "Hay muchos hombres que vienen aquí pensando que lo que ellos tienen es un carácter fuerte", cuenta el psicólogo clínico Santiago Luque, "cuando se cuestiona eso, se les cuestiona a ellos"

Luque es el psicólogo en la Fundación AGI, que ha tratado a Raúl, quien hizo este curso de forma voluntaria. "El desaprendizaje más que el aprendizaje. El borrar lo que ya tienes adquirido", resume este.

El objetivo: no reincidir. Según los últimos datos de Interior, la tasa de reincidencia después de estos cursos fue, en 2015, de tan solo un 6,8%.