Diomid, un niño ucraniano de tres años que padece una enfermedad oncológica, baila ya sobre su cama Hospital Gregorio Marañón de Madrid. Llegó a España el viernes en un avión militar huyendo de la barbarie de la guerra.
El pequeño recibió un trasplante de médula hace unos meses y allí no podían seguir con su tratamiento. Tiene dos enfermedades desde que nació, explica su madre al lado de la cama.
De hecho, Diomid se encontraba en el hospital cuando sonaron las sirenas antiaéreas y tuvo que refugiarse durante seis días en el sótano del centro. "Desde la primera bomba bajaron al refugio", cuenta su madre, Katarina. Ella recuerda con entereza lo duro que fue dejar su país, un relato que emociona a la traductora. "Fue muy difícil. Ellos salieron para los tratamientos y el resto de la familia se quedó", explica.
Diomid viajó con otros niños con cáncer y a él han decido ingresarlo para valorar su evolución. Cristina Beléndez, oncóloga pediátrica del Hospital Gregorio Marañón, explica que Diomid tiene complicaciones por el tratamiento, está con mucha medicación inmunosupresora.
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A pesar de ello, en estos seis días ya ha vuelto a jugar, se ríe y nos cuentan que ha aprendido a decir hola y adiós. Diomid ya no tiene miedo a las bombas y sus miedo son los mismos que los de todos los niños
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