El perfil más repetido
en comedores sociales y almacenes de reparto son hombres de entre 40 y 70 años. Una escena que ha
cambiado en los últimos años y es que hay un perfil previo al año 2010 y uno
posterior. "Antes eran migrantes y sin hogar, con la crisis pasaron a ser
españoles y familias", explica Alin Finat, encargada de un comedor social.
Pero en los últimos dos
años el tipo de personas que no tienen ingresos suficientes para comer ha
vuelto a variar: "Ahora han salido de la crisis, tienen vivienda, pero no les
llega para poder comer".
Hablan de gente que en
muchos casos tiene trabajos esporádicos o incluso continuados. Ahora menos familias van a comedores sociales,
los voluntarios creen que porque los infantiles cada vez funcionan mejor, pero
si hay una ascenso de mujeres solas de más de 50 años. "Estás hecha polvo, que no sabes para dónde
tirar, y ellos te brindan comida y hasta te aguantan un poco las penas",
explica una usuaria.
También hay una subida
que les preocupa especialmente, como apunta Gonzalo Ruipérez, párroco de San
Juan de Dios: "Viene mucha gente mayor, tienen pensiones muy pequeñas, si
tienen gastos no llegan".
Ya no importa la edad,
los mayores se unen también a los casi 13 millones de personas que en España no
tienen recursos para comer y necesitan ayuda.