Sentimos que nos vamos a derretir. Nuestro cuerpo es un 70% agua y el termostato interno se desestabiliza con las altas temperaturas.

"Nuestros órganos no trabajan igual y empiezan a dar fallos", explica Ester Armela, jefa de guardia de SUMA. Los órganos más afectados son el riñón, el hígado y el cerebro.

Los síntomas que más nos deben alarmar son los neurológicos: "Tener visión borrosa, la alteración del nivel de conciencia, que la persona no sea capaz de hablar o que se cuente muy desorientada", señala la experta.

Cuando la temperatura sube de 40 grados se inicia el protocolo. "Se considera que un golpe de calor cuando la temperatura interna aumenta por encima de los 40 grados, hasta el punto de que podemos entrar en coma y llegar hasta el fallecimiento", explica Armela.

Y lo peor viene de noche. Son muchos los que aseguran que les cuesta dormir y que llegan al trabajo "fatal". "Si no se duerme bien, el rendimiento va a bajar mucho. El calor nos altera y el ver que no podemos dormir nos altera aún más, es añadir otra leña al fuego", comenta la psicóloga Teresa Muñoz.

Las mínimas presentan registros récord de más de 25 grados por lo que no hablamos de noche tropical. Extremen las precauciones para que el calor no se convierta en nuestra peor pesadilla.