El acusado de acabar con la vida de su expareja el 29 de julio de 2022 en el centro de Santa Cruz de Tenerife había escrito varias notas dirigidas a la víctima y en una de ellas decía "si te voy a matar va a ser una muerte horrorosa, sangrienta y con dolor".
Los inspectores que participaron en la tercera sesión de este juicio con jurado que se celebra en la Audiencia Provincial de Santa Cruz de Tenerife indicaron que encontraron diversos escritos hechos a mano en el domicilio.
En varios de ellos pedía perdón por reconocer que era culpable de la ruptura, otro contenía ideas suicidas y en uno más aparecían amenazas a su expareja.
La tercera sesión se dedicó a explicar cómo se llevó a cabo la detención del sospechoso, quien tras cometer el asesinato fue perseguido por la policía mientras conducía de forma "totalmente temeraria" por la avenida de La Salle, a gran velocidad, esquivando semáforos e incluso en dirección contraria.
El vehículo de la policía, sin embargo, se averió a la entrada del túnel de la Avenida Tres de Mayo, por lo que tuvieron que localizar el domicilio a través de la matrícula que se correspondía con la casa de sus padres.
Quienes participaron en la persecución coincidieron en que el acusado no podía estar bajo los efectos de las drogas o el alcohol porque demostró una gran destreza conduciendo.
Una vez en el lugar, la madre les comentó que hacía unos minutos había recibido un audio en el que su hijo le decía: "La he cagado… olvídense de mí", entonces apareció el padre que los llevó a la casa donde residía el sospechoso que estaba a pocos metros.
Tras forzar la puerta de la azotea encontraron al acusado en posición fetal repitiendo una y otra vez: "¿Qué he hecho?".
Todos los agentes que intervinieron en la sesión coincidieron en que el hombre estaba "perfectamente ubicado en el espacio y el tiempo" y era consciente de lo que ocurría y de lo que había hecho, aunque en un momento dado, según uno de los policías, "intentó disimular".
Cuando lo llevaron al coche policial ya detenido sin que mostrara resistencia y tras leerle sus derechos, tuvo una pequeña charla con la madre en la que esta le preguntó: "¿Qué le hiciste a la niña?", a lo que él respondió: "Olvídate de mí, no vas a saber más de mí".
Los agentes que inspeccionaron el lugar en el que se produjo el crimen, la entrada de un edificio en el que la víctima trabajaba como limpiadora, apuntaron que se encontraron con evidencias de que se había producido "una lucha feroz" entre ambos.
El primer ataque se llevó a cabo cerca de la puerta, pero ella huyó hacia el fondo donde el hombre la empujó hacia la pared y continuó apuñalándola, tal y como se refleja en las dos cámaras de seguridad que existen en el inmueble, aunque en la segunda por su ubicación tan solo se le observa a él agrediéndola.
En el lugar se encontraron desperdigados el móvil de la víctima, un auricular, dos gafas de sol, un pendiente que le había sido arrancado, su monedero y un gorro de él que era donde había guardado el cuchillo.
El procesado se llevó consigo la riñonera de la joven, que apareció en la casa, en la que se encontraba el otro auricular entre diversos objetos.
En la vivienda las fotos de ella estaban boca abajo, porque según reflejó en una de las notas, "no puedo ni mirarte" y también llamó la atención que no quisiera que los policías tocaran las pertenencias de su expareja que aún seguían en la casa.
Los análisis de ADN determinaron que en una de las uñas de la víctima se encontró una mezcla que tiene 267 mil posibilidades de ser de ambos y el toxicológico apuntó que el hombre era un adicto crónico a la cocaína.
De hecho, durante los últimos dos meses el consumo se situaba en casi trece puntos frente a los 0,5 de una adicción moderada.
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