Un guardia de seguridad de una tienda ubicada en Flint, Míchigan, ha sido asesinado a tiros después de pedir a una clienta que le pusiera a su hija una mascarilla, obligatoria en el territorio para prevenir la propagación del coronavirus.

Calvin Munerlyn, de 43 años, murió en el hospital después de recibir un disparo en la cabeza, según ha explicado el teniente de Policía del estado de Michigan, David Kaiser, que ha precisado a la CNN que la persona que disparó y un segundo sospechoso están siendo buscados por los agentes.

Varias personas que se encontraban en la tienda narraron a la Policía que Munerlyn entró en una discusión con una mujer porque su hija no llevaba mascarilla. Un vídeo grabado por una cámara de seguridad ha confirmado este incidente.

La grabación muestra que, tras la discusión, la mujer se marcha en un coche pero, 20 minutos más tarde, el vehículo vuelve. Así, dos hombres entran en la tienda y uno de ellos comienza a increpar a Munerlyn por no haber respetado a su mujer. Después, el segundo hombre le dispara.

La gobernadora de Michigan, la demócrata Gretchen Whitmer, ha ordenado que todo el mundo lleve máscaras faciales en lugares públicos cerrados, lo que, junto a otras medidas por la crisis del COVID-19, ha suscitado protestas en este estado en los últimos días, la mayoría de seguidores del presidente del país, Donald Trump, que exigen la "reapertura" de la economía.