La policía encontró el cadáver del niño mutilado en casa de su tío, Mandisi Gwanga, de 30 años, aparecieron por varios rincones de la casa distintas partes del cuerpo del niño, las costillas en un aparador, el cráneo dividido por la mitad y restos del cerebro en un salero.
Después del asesinato, realizó un ritual, le sacó los ojos y se bebió su sangre. Gwanga estuvo en prisión siete años por asesinato y acababa de cumplir su condena, ahora ha sido acusado de asesinato por segunda vez.
"Pensé que había sido un cerdo sacrificado, había tanta sangre y luego vi la mano de mi niño pequeño y trozos de carne", "Me confesó que se había comido la carne del niño y su corazón", dijo la abuela a medios locales.
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