En total, este año viajó a España una cifra "récord" de 15.000 temporeras, todas mujeres, de forma escalonada y con el compromiso de retornar a Marruecos una vez terminado el trabajo, pero 2.500, es decir, el 17% del total, optaron por no regresar a su país.

En principio, las condiciones para conseguir el contrato en España eran muy exigentes: ser mujer menor de 40 años, casada y con hijos menores de 14 años a su cargo, todo ello pensado precisamente para disuadir de la tentación de dejar su país atrás y quedarse en España.

Sin embargo, y según reconocieron varias fuentes españolas y marroquíes que asistieron al proceso de selección, la tardanza en lanzarse la operación y las prisas con las que se seleccionó a las candidatas y se preparó su viaje, hizo que esas condiciones se relajaran y finalmente fueran seleccionadas mujeres de todas las edades, solteras o divorciadas, y con frecuencia sin hijos.

Algunos casos fueron flagrantes, como el de varias las mujeres que, nada más poner el pie en Algeciras, un coche las estaba esperando y huyeron sin haber recogido una sola fresa, para pasar a la ilegalidad.

La secretaria española de Estado de Migración, Consuelo Rumí, de visita en Rabat, ha resaltado la necesidad de mejorar el sistema de control en origen, y ha recordado que cuando se lanzó la operación por vez primera, estando ella en el mismo cargo en el gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero, "había un 99% de retornos".

Rumí, que no ha querido desvelar ante la prensa el número de las no retornadas, se ha mostrado sin embargo partidaria de seguir con esta operación que llamó "emigración circular", siempre que cuente con mucho mayor control en el proceso de selección y también en las "condiciones de alojamiento y condiciones de vida".

Una delegación marroquí que ha visitado varias explotaciones freseras en Huelva ha recogido testimonios muy negativos sobre las condiciones en que trabajaban las temporeras en las explotaciones pequeñas, hacinadas en espacios muy reducidos, con pocas horas de luz y agua corriente y obligadas a pagar de su bolsillo cualquier desplazamiento al exterior. Las condiciones, reconocieron las fuentes marroquíes, eran mucho mejores en las grandes explotaciones.

Por último, Rumí también ha descartado que esas temporeras puedan aspirar a una regularización de su situación migratoria en España, y ha recordado que los más de 6.000 marroquíes llegados a territorio español por vías ilegales serán expulsados, porque "el camino de la irregularidad acaba mal".