Algeciras, cádiz
Arranca el juicio por el crimen del sacristán de Algeciras: ¿brote psicótico o motivación yihadista?
Los detalles La Fiscalía pide para Yassine Kanjaa 50 años de prisión y el pago de 270.000 euros en indemnizaciones. Su defensa, en cambio, alega que padece esquizofrenia y que su enfermedad mental fue determinante en los hechos.

Resumen IA supervisado
Este lunes ha comenzado en la Audiencia Nacional el juicio contra Yassine Kanjaa, acusado de asesinar al sacristán Diego Valencia Pérez el 25 de enero de 2023 en Algeciras. La Fiscalía solicita para él 50 años de prisión y 270.000 euros en indemnizaciones, mientras que la defensa argumenta que Kanjaa sufre esquizofrenia. Sin embargo, la Fiscalía sostiene que el acusado era consciente de sus actos. El juicio se centra en la posible enfermedad mental de Kanjaa y su motivación yihadista. Durante la primera sesión, se escucharon testimonios que describieron el horror vivido el día del asesinato, destacando la frialdad del acusado durante el ataque.
* Resumen supervisado por periodistas.
Este lunes ha arrancado en la Audiencia Nacional el juicio contra Yassine Kanjaa, acusado de asesinar al sacristán Diego Valencia Pérez el 25 de enero de 2023 en la iglesia de Nuestra Señora de La Palma, en Algeciras.
La Fiscalía solicita para él 50 años de prisión —25 por el asesinato de Valencia, 15 por el intento de homicidio del párroco y 10 por la agresión a un joven—, además de indemnizaciones que suman 270.000 euros.
La defensa, en cambio, sostiene que Kanjaa padece esquizofrenia, mientras que la Fiscalía mantiene que, pese a ese trastorno, el acusado era plenamente consciente de sus actos, por lo que su estado no lo exime de responsabilidad penal.
El debate entre la posible enfermedad mental del acusado y la motivación yihadista con la que actuó se perfila como el eje central del juicio. Este enfrentamiento entre tesis se abordará con mayor profundidad durante la jornada de este martes, cuando está prevista la comparecencia de agentes policiales y peritos.
En esta primera sesión, el tribunal ha escuchado a una decena de testigos, cuyas declaraciones —presenciales, por videoconferencia o grabadas durante la instrucción— reconstruyeron los momentos de terror vividos aquella tarde del 25 de enero, poco antes de las siete.
"Cuando llegué a la Plaza Alta, Diego ya estaba tendido boca abajo, en un charco de sangre, con la cabeza destrozada. Fue un horror", ha recordado, entre lágrimas, una mujer que presenció la escena.
Antes de cometer el asesinato, Kanjaa —armado con un machete— recorrió varias calles del centro, accedió a distintos templos y amenazó a los presentes, hasta irrumpir finalmente en la iglesia de La Palma, donde atacó mortalmente al sacristán. Otro testigo ha descrito ante el juez la frialdad con la que actuó: "No parecía alterado. Lo vi tranquilo, sin signos de excitación".
También ha declarado una camarera de una cafetería próxima que pudo ver como salían mujeres "despavoridas", a la víctima y al acusado detrás. Y preguntada por si había visto antes al acusado ha señalado que una hora antes pudo observar cómo le echaba de comer a las palomas, "con una túnica azul ancha".