En Sevilla existen tramos en el carril bici donde, en apenas 15 metros, se encuentran hasta tres árboles que irrumpen en medio de la vía. Además, también hay un paso de peatones. Toda esa mezcla puede provocar accidentes entre ciclistas y viandantes.

En Barcelona hay 116 kilómetros de carril bici que se quieren ampliar a 308 el año que viene, pero en algunos puntos es difícil circular. La acera se estrecha, desplazando el carril bici hacia la izquierda, lo que hace que los ciclistas deban circular esquivando una fila de farolas.

Logroño es una ciudad llana, lo que la hace perfecta para los desplazamientos en bici. Allí hay 30 kilómetros de carril, pero los ciclistas se quejan de que no están muy bien comunicados. Como ejemplo, algunos terminan directamente en una pared, haciendo que los ciclistas tengan que frenar de golpe.