Junio de 1984. A través de la radio, María Eugenia Kreisler y sus dos hermanos descubren que su padre no está muerto.

"Mi hermano mayor oyó en el programa de Luis del Olmo hablar sobre mi padre y decir que llevaban a Londres a Juan Pujol, alias 'Garbo'", cuenta María Eugenia.

Fue un agente doble clave en el desenlace de la Segunda Guerra Mundial, ya que hizo creer a Hitler que el desembarco de Normandía se produciría en Calai, a 300 kilómetros, lo que facilitó la victoria de los aliados.

Él fue mundialmente conocido, pero en el olvido quedó Araceli González Carballo, su esposa y su cómplice. "Mi madre guardó silencio y no quiso ni hacer entrevistas ni salir en prensa ni nada", cuenta Maria Eugenia.

"¿Por qué quería Araceli que no la nombraran? Porque Araceli seguía haciendo trabajos de esta categoría en Madrid. Probablemente, a favor de la embajada norteamericana", argumenta José de Cora, autor de 'El estornudo de la mariposa: Los Garbo contra Hitler'.

En 1941, Pujol trabajaba como agente para los alemanes, a los que engañaba con informes falsos. Uno de ellos fue interceptado por los británicos y Araceli González recurrió al bando aliado: la embajada americana.

"Se plantó allí, y mi madre tuvo ese último arranque de decir: 'el espía que ustedes están buscando es mi marido'", explica Kreisler.

Fue entonces cuando la inteligencia británica reclutó a Pujol y nació 'Garbo'. Desde Londres creó una red de 27 espías, todos ellos falsos, con los que desinformaba a los nazis.

"Pujol no llegaría a ser Garbo si no llega a ser por la ayuda y la colaboración de su mujer Araceli González Carballo. A los dos después les une el afán por la aventura, el afán por el dinero y el afán por derrotar a Hitler", explica

Y lo consiguieron juntos. Dos Garbo, él y ella, que cambiaron el rumbo de la historia.