Su nombre es Bartomeu Soler Casadellà y ha aparecido muerto junto a la barraca donde vivía, en la orilla del pantano de Susqueda. Él era uno de los testimonios clave en la investigación del asesinato de los jovenes Marc y Paula.

Según informa 'El Punt Avuí', el cuerpo de Bartomeu fue encontrado frente a su cabaña despeñado en una pendiente debajo de un árbol donde había una escalera de fabricación casera y una soga colgada.

A pesar de que la escena del hallazgo vislumbra los preparativos de un suicidio y aún a la espera de los resultados de la autopsia, la primera hipótesis de los Mossos es que el hombre murió por una caída accidental.

Todo apunta a que el hombre llevaba muerto varios días en ese lugar, de hecho, los bomberos tuvieron que movilizar un helicóptero para llegar hasta ese lugar, de muy difícil acceso. Además, los investigadores han encontrado dentro de su barraca una nota de despedida del día 16 de noviembre.

Este hombre fue uno de los primeros investigados tras la desaparición de Marc y Paula, cuyos cuerpos aparecieron a finales de 2017 en el pantano de Súsqueda. Esa circunstancia se dio por la proximidad de su cabaña al lugar de la desaparición.

A pesar de todo, los investigadores descartaron su nombre como sospechoso ya que comprobaron que su coartada era verídica: Bartomeu estaba pescando el día 24 de agosto de 2017 aguas más abajo, cerca de la pared de la presa, lugar donde no se escucharon los disparos.

Este hombre también fue una pieza fundamental para identificar a Jordi Magentí como principal sospechoso del crimen. Él vio el coche Land Rover que buscaban los Mossos y paró al conductor. Efectivamente era Jordi Magentí, que a pesar de que visitaba a menudo el pantano, nunca lo había visto. Tras dar aviso a los Mossos, el sospechos fue detenido.

Magentí, que pasó nueve meses en prisión, siempre ha mantenido su inocencia y ahora está en libertad provisional dado que no se hallaron restos de ADN de Marc ni de Paula en la ropa del sospechoso.

Así fue el crimen de Susqueda

Todo ocurrió cuando Marc y Paula se dirigían al pantano de Susqueda para pasar unos días paseando en kayak y durmiendo en su coche. Antes de llegar al lugar, sacaron dinero en un cajero, de hecho, la imagen que grabaron las cámaras es la última que se tiene de ellos con vida.

Dos días después de desaparecer, los Mossos encontraron el kayak. Alguien lo había llenado de piedras para ocultarlo en el fondo del pantano. Luego, en la otra punta, apareció el coche a siete metros de profundidad. Los Mossos utilizaron unos globos y una excavadora para sacarlo a flote. Alguien lo hundió a propósito.

Ya en la orilla descubrieron que faltaba la ventanilla del conductor. Los cristales estaban dentro. Creen que el asesino la rompió para entrar a por ellos mientras dormían en el interior.

Un mes después encontraron los cadáveres a 14 kilómetros del coche. Estaban hundidos. Marc tenía un disparo por la espalda y Paula un tiro en la sien casi a cañón tocante.