Hace 27 días la tranquilidad reinaba en Cumbre Vieja. Un paisaje verde, con la cumbre al fondo y rodeado todo por un frondoso monte. Naturaleza y vida que ahora han desaparecido. Un volcán ha tomado protagonismo y no para de rugir. En el vídeo que acompaña estas líneas se puede ver el antes y el después. Un mismo tiro de cámara con resultados muy diferentes.

Ahora la lava lo llena todo. Atrás ha quedado la belleza de una zona volcánica, rica en minerales y llena de vegetación y color. Ahora, se mire a dónde se mire, se ve ceniza, humo y ríos de lava.

Las coladas de lava han ido creciendo y creciendo, siguiendo caminos naturales y buscando otros nuevos. Haciéndose más anchas y transportando como estos días bloques de piedra mucho más grandes.

Porque durante todos estos días de erupción hemos visto como el volcán ha ido cambiado los materiales que ha expulsado.

De los piroclastos y la lava fluida de los primeros días, pasaba después a pararse y dejar de expulsar material. O a su reactivación y posterior creación de nuevas coladas.

La ceniza lo ha cubierto todo en La Palma. Un ejemplo es la gasolinera de Las Manchas. Antes un espacio abierto y limpio al que acceder sin problemas. Ahora, sepultado bajo montañas de ceniza. Además de las viviendas o las plataneras, otras de las infraestructuras más dañadas han sido las carreteras.

Sus curvas, sus vistas eran antes todo un atractivo turístico. Y ahora en vez de coches es la lava la que la circula por ellas. Cortándolas. Y dejando zonas totalmente incomunicadas.

Otro de los grandes cambios que ha sufrido la isla es su playa de Los Guirres. Un paraje natural para surfistas que ahora ocupa la nueva fajana. Antes una gran extensión de plataneras daba paso al acantilado. Ahora la colada de lava se lo ha llevado todo, formando con su cascada de lava una isla baja que ha cambiado para siempre la forma de la isla.