Lourdes siempre es la sombra de su hija porque María tiene autismo. Es una gran dependiente, pero al llegar a la edad adulta, se acaba la formación. "Tienes que seguir pagando la mensualidad de un centro privado o tenerla en casa", cuenta. Y en casa, en 3 meses sin formación, se pierden 15 años de trabajo.
Tras años en lista de espera, ha conseguido una ayuda para ocupar una plaza en un centro de día. Pero a cambio le han retirado la ayuda de cuidadora. "No son cuatro horas, o cinco o seis, sino que cuando se va al centro, sino que después del centro se tiene vida, y es todo la familia", explica. Y no hay dinero para más.
Irene también tiene autismo. Su padre preside una asociación de afectados, y así habla de la enfermedad: "Las personas tienen ciertas habilidades que la sociedad tiene que aprender a aprovechar". Los recortes y retrasos en el pago de las ayudas, les pusieron contra las cuerdas. "Necesitamos tener financiación con bancos, con cajas y con préstamos", explica Pedro Ugarte.
Marc también tiene autismo. La preocupación de su madre es la misma que nos han contado el resto de padres: "El día que los padres falten, ¿que será de nuestros hijos?" Y él tiene suerte porque está en un centro donde convive y aprende, pero es muy difícil entrar. Las asociaciones piden ayuda y recuerdan que las personas con trastorno autista no viven en su mundo, viven en el nuestro.
Una casa para Pepica
Pepica, con 89 años, perdió su hogar en la DANA: su familia lanza campaña en redes para reconstruir su casa
Su historia El 29 de octubre de 2024, la riada arrasó con la casa de Pepica. Su hijo la salvó abriendo una salida improvisada. Ahora, su familia impulsa un crowdfunding para reconstruir su hogar y recuperar lo perdido.