Greg Manteufel vive en Wisconsin, es Estados Unidos, comenzó con síntomas de gripe y, tras varios días sin superarla decidió acudir al hospital, donde los análisis de sangre determinaron que había sido contagiado de una sepsis, por una bacteria presente en la saliva de su perro.

La bacteria Capnocytophaga Canimorsus está presente en la mayoría de los perros y gatos sanos. Según un estudio del departamento de microbiología de Osaka (Jaón) está presente en la saliva del 69% de los perros y el 54% de los gatos.

Estos animales podrían contagiar esta enfermedad a través de su saliva, ya sea mordiendo, acercándose al dueño o con un cariñoso lametón que podría hacerle acabar en el hospital, como sucedió en el caso de Greg. Aunque la mayoría de los humanos no es contagiado por este tipo de bacteria, un sistema inmune débil podría incrementar las posibilidades de contagio.

Las manos, piernas y nariz de Greg Manteufel se estaban volviendo negras a causa de la sepsis. Esta enfermedad provoca una especie de envenenamiento de la sangre, por lo que los médicos tuvieron que amputarle las cuatro extremidades.