Hacer chistes sobre terrorismo en Twitter le ha costado al cantante César Strawberry un año de prisión. Esta semana, el Supremo le condenaba por un delito de enaltecimiento del terrorismo y humillación a las víctimas; algo en lo que algunos juristas discrepan.

"Tiene que haber un elemento objetivo, es decir, una humillación clara y de alguna manera objetivable", explica Eric Sanz de Bremond, abogado de Red Jurídica.

Argumentan que el humor es un ejercicio de libertad de expresión y no puede concebirse como un delito.

Entre la judicatura hay diferentes interpretaciones porque en el Código Penal no se precisa, dicen, qué es punible. "La indefinición de la ley es que no permite a los ciudadanos saber qué conducta puede ser penalizada", explican desde Amnistía Internacional.

Hace dos meses, la Audiencia Nacional absolvió al concejal Guillermo Zapata al considerar que su tuit sobre Irene Villa solo se trataba de "humor macabro". E incluso la propia Villa dijo no sentirse humillada.

El propio Eduardo Madina, víctima de un atentado en 2002, salió en defensa de Strawberry, al igual la nieta de Carrera Blanco con la tuitera Cassandra, a la que la Fiscalía pide 2 años y medio de cárcel por hacer chistes sobre el atentado en el que murió Carrero Blanco.

Algunas asociaciones denunciantes entienden que se daña y vulnera el honor de las víctimas, otras sin embargo piden que se revisen las ambigüedades del Código Penal para impedir que se limite la libertad de expresión.