Los precios abusivos del alquiler y el cada vez más difícil acceso a una hipoteca provoca que nazcan nuevas formas de acceder a una vivienda digna. En Barcelona, por ejemplo, un grupo de personas feministas y del colectivo LGTBI pagarán la cesión de un solar para construirse un edificio donde vivir de forma colaborativa. Miriam y Sara son dos de las futuras inquilinas de este edificio, cuya construcción tiene algunas particularidades.

"Es una cooperativa en cesión de uso. Es decir, ni es alquiler ni es compra. Hay un solar, que puede ser de titularidad pública o privada, que te cede el suelo y tú has de pagar un canon anual...", explica Sara Barrientos de la cooperativa feminista La Morada. Además, cada persona deberá dar una entrada de hasta 28.000 euros y pagar, una vez entren a vivir, una cuota mensual que permita devolver poco a poco la financiación de la construcción.

"En nuestro caso van a ser doce unidades de convivencia y van a vivir, de momento, 16 adultos y dos niños", relata Sara, quien asegura que las condiciones son algo mejor que las del alquiler. La forma de acceder a la vivienda no es la única cosa que diferencia a la comunidad. En los pisos vivirán personas feministas y del colectivo LGTBI que, gracias a espacios comunes, compartirán el día a día. "Poder compartir tareas como hacer la compra, el taper, cuidar a las criaturas y cuidar al perro", detalla Miriam Solá.

La vivienda colaborativa es ya una forma de vivir que está en auge en nuestro país y que facilita un poco más el poder independizarse.