Al alivio de saber que Morate ha sido condenado se le suma una sensación de tristeza y mucha frustración. "Me gustaría verle a la cara, mirarle a los ojos y decirle que sufra, que sufra hasta el último día de su vida", asegura Alina Okarinska, que señala que "entrar en la sala donde está él ha sido muy duro y muy fuerte porque tienes este sentimiento de gritar, de chillar".

Ha quedado demostrado que Morate lo tenía todo perfectamente planeado. Previamente compró bolsas de plástico industriales, cinta americana, bridas y dos sacos de cal viva. Encontraron su ADN en un garrafa muy cerca del lugar donde encontraron a Laura y Marina semienterradas en cal viva.

Los posicionamientos del teléfono móvil también le incriminan, estuvo en su casa a la hora que han determinado que han muerto las dos jóvenes. Luego les sitúan en Palomera donde las enterró, y por último en plena huida a Rumanía.

Además Morate tuvo dos momentos de flaqueza, confesó en dos ocasiones el doble asesinato, primero a su amigo de Rumanía y a su mujer y después al Policía que le custodió hasta España. La familia ya no volverá a acudir a las puertas del juzgado, ahora Morate ya está en prisión a la espera de que el juez dictamine la sentencia.