Donde algunos ven una molestia en la playa, otros ven un alimento nutritivo y delicioso. Y es que comer algas es cada vez más habitual en nuestro país, un súper alimento que no tiene ni pesticidas ni necesita abono y mucho menos, riego.

Su consumo está creciendo también a nivel europeo por la creciente preocupación por incluir en nuestra dieta alimentos más saludables.

Santiago Fernández, cocinero de I+d de Portomuiños (Galicia), conoce bien este alimento. "Son realmente versátiles en la cocina", asegura a laSexta, pues con ellas podemos realizar desde caldos o infusiones hasta revueltos o rellenos.

Lo cierto es que recoger algas de las rías o del mar es un auténtico trabajo artesanal. Los recolectores se sumergen y cogen las algas como lo haría un agricultor que trabaja en su finca, pero estas tienen que estar vivas, no como las algas que llegan a la orilla.

Su recogida tiene que ser además sostenible, respetuosa con el medioambiente. Por eso, los submarinistas recolectores cambian de zona para dar tiempo a que las algas se recuperen.

En Galicia, donde el negocio de las algas cada vez está más consolidado, históricamente utilizaban estos productos para abonar el campo, pero ahora son un auténtico manjar. Así que la región, que es ya es una potencia mundial en la producción de marisco, pronto podría sumar las algas a su curriculum.

Por su exposición al mar, la comunidad cuenta con una fauna submarina enormemente rica, con más de 600 variedades de las que se comercializan unas 30.

Variedades con las que se obtienen platos como la tortilla abierta con salteado de espaguetis de mar, gambas y ajetes o el un suqet de bacalao con codium elaborado con un caldo de algas. Y ojo, las algas no saben solo a mar, tienen sabores que nos pueden sorprender y que podrían recordarnos a la trufa o al beicon.