Hay días inolvidables, de los que marcan una vida para siempre, invariables, por mucho que queramos dar marcha atrás en el tiempo. Y hay días que siempre tenemos la oportunidad de repetir, con la intención de reciclarlos, de mejorarlos incluso.

Alba Flores mira con esos ojos el 8M. "Para mí, cada año que pasa tiene más de celebración. Sin quitarle el trasfondo de manifestación y de reivindicación de derechos para la mujer. Pero me gusta salir a la calle ese día sintiendo que salimos a celebrarlo, juntas y avanzando". Actriz, una de las protagonistas de 'La casa de papel' y miembro de 'La Extraña Compañía', Alba reconoce que sus gafas moradas las ha ido regulando con el tiempo y con ayuda de amigas y conocidas. "La clave es pensar en común con otras mujeres para ser y sentirte feminista", apostilla.

- ¿Y para ti qué es ser feminazi?

Un intento, bastante infantil, de degradar el movimiento feminista. Me recuerda a cuando en el colegio estaba de moda llamar "marimacho" a algunas niñas… Es como si el término hubiera salido de aquella mentalidad, de la que podría tenerse en la escuela primaria.

- ¿Y crees que evolucionamos o tenemos un techo de cristal haciéndonos de tope?

Yo creo que el techo de cristal es una realidad. Pero me preocupan más los derechos de cristal que hay para una gran cantidad de mujeres. Porque está bien mirar hacia ese techo y señalarlo, pero considero que es más importante aún mirar hacia los lados y señalar las desigualdades dentro del propio colectivo, de manera que sea un avance de todas juntas, no solo de las más privilegiadas.

'¿Dónde están los hombres en esta revolución?'

- ¿Y en ese "todas juntas" dónde entran ellos?

Es una buena pregunta esa de dónde están los hombres en esta revolución. Yo creo que eso es lo que ahora les toca pensar a ellos. Y ya hay muchos que están entendiendo la necesidad de construir una nueva masculinidad que también les emancipe de este sistema patriarcal. Para mí no es una lucha contra los hombres, es una lucha contra un sistema de opresión y contra la escala de valores que lo sustenta. Y es una lucha en la que tenemos que elegir bien nuestros referentes. Entre los míos están Gata Cattana, rapera y poeta, una "voza valquiria" a la que me habría encantado conocer en persona; María Galindo, artista y escritora boliviana, que tiene un mensaje global del que deberíamos aprender las europeas; y Helena Maleno, periodista especialista en Migraciones y Trata, representativa de aquellos que se juegan el tipo. Sin ninguna duda son poderosas mujeres de las que aprender.