Fue un atunero, pero ahora es un barco de rescate. El Aita Mari espera en el Puerto de Pasaia, en Gipúzcoa, antes de hacerse a la mar. Para rescatar personas en aguas internacionales necesitan un permiso que el Ministerio de Fomento les negó el año pasado. Ahora van a volver a solicitarlo.

"Estamos haciendo unas modificaciones en el barco para que todo esté en regla y solicitar el permiso. Entendemos que no se pueden negar", afirma Íñigo Gutiérrez, vicepresidente de la ONG Salvamento Marítimo Humanitario.

Su intención es partir el 27 de agosto con destino a Libia, donde llegarían diez días después. Gutiérrez señala que "Libia es un país que está en guerra, en caos y anarquía absoluta". "La ONU calcula que hay unas 500.000 personas atrapadas y lo que hacen es escapar del infierno", asegura.

El barco tiene capacidad para 120 personas. Cuenta con duchas, víveres y enfermería. El Aita Mari realizará labores de observación en el Mediterráneo central y, en caso de ser necesario, está preparado para realizar rescates de migrantes. Tras lo ocurrido con el Open Arms, quiere zarpar en cuanto sea posible porque creen que su labor es más necesaria que nunca.