Parece evidente que ahorrar agua y luz beneficia al medioambiente, al igual que reciclar. Sin embargo, no es tan conocido que reciclando también se puede ahorrar agua y electricidad.

El motivo reside en que, al no tener que crear un objeto desde el inicio, se ahorra en procesos que acarrean enormes gastos de energía y agua. El beneficio, por tanto, de modificar un objeto para reutilizarlo es triple: ahorramos luz, agua y emitimos menos C02.

El ahorro de este gesto no se refleja en nuestra factura, pero sí en la de todo el planeta. En 2020, España recicló 1,5 millones de toneladas de envases, ahorrando así 6,3 millones de megavatios por hora de energía y 20 millones de metros cúbicos de agua

También se ahorraron así más de 1,5 toneladas de CO2 no emitidas a la atmósfera. Este último dato supondría que todos los habitantes de una provincia de unas 800.000 personas, como Tarragona, no hubieran encendido la calefacción en todo el año.