El coronavirus ha trastocado los planes navideños de muchos expatriados que viven en Bruselas. Uno de ellos es Maxime Adam Levy, un joven francés que al no poder regresar a casa en unas fechas tan señaladas ideó un plan para ser "adoptado" por una familia en Nochebuena.
"Mis padres viven en Canadá y suelo pasar la Navidad con mi tío en París, pero este año, por las medidas tomadas en Francia, no sé si podré volver", cuenta Maxime a la Agencia EFE. En su misma situación se encuentran miles de recién llegados a la capital belga que, debido a las excepcionales normas adoptadas en Bélgica para frenar la pandemia como el cierre de bares o el toque de queda, no han tenido la oportunidad de conocer a mucha gente.
Fue entonces cuando se le ocurrió lanzar 'Adóptame por Navidad', una iniciativa que sentará a la mesa este 24 de diciembre a familias y huéspedes que no pueden volver a sus hogares por la cuarentena o por miedo a contagiar a sus seres queridos. En una semana, la propuesta sumó un total de 468 participantes gracias al "poder de las redes sociales", explica Maxime, quien ya tiene experiencia en capitanear iniciativas de éxito, como la página de Facebook 'Expatriados en Bruselas', que acumula más de 30.000 seguidores.
A pesar de la buena acogida, el organizador debe gestionar ahora cómo acomodar a los 265 solicitantes con las 203 familias que se han ofrecido cumpliendo con las restricciones impuestas por el Ejecutivo belga, que permite cuatro invitados como máximo. Por el momento, no puede emparejar a todos los participantes con las familias porque cada casa puede acoger solo a una persona por los requisitos de la COVID-19 en Bélgica.
"Si viven solos y quieren acoger a alguien pueden traer hasta dos invitados, así que algo podremos hacer", dice el joven, porque "nadie merece estar solo en Navidades". Para hacer lo más agradable posible la velada, los interesados en participar han de rellenar un breve cuestionario en el que indican qué idiomas hablan, sus preferencias o intolerancias alimentarias y sus intereses.
Una de estas familias es la de María Rodríguez, madre de dos hijos que se animó a participar porque sabe lo que es "estar sola, sin familia, ni amistades" durante Navidad en un país extranjero. "Si puedo ayudar, ayudo. Si puedo dar, doy", asegura la española de origen madrileño y gallego, a quien le gustaría llenar su casa con invitados que no tienen a dónde ir porque "donde come uno, comen diez".
María, que ya ha decidido el menú navideño que degustarán, acogerá en su casa a Collen, una estadounidense de 27 años que este año no podrá regresar a Washington con los suyos por la crisis sanitaria. Por su parte, Maxime está a la espera de saber qué hará definitivamente por Navidad. Lo primero es buscar una casa a todos los expatriados que lo han solicitado para celebrar las fiestas navideñas: "Encontraré un sitio para todos y, si queda alguno libre, espero poder ser adoptado".