Margarita trabaja como limpiadora en varias casas. Desde hace años, está en España en situación regular, pero asegura que muchas de sus compañeras, todavía sin papeles, sufren violencia sexual. "A algunas compañeras que trabajan de internas, sus jefes les tocan el culo", cuenta Margarita Martínez, miembro de 'Territorio Doméstico'.

La vergüenza y el miedo les impiden denunciar. "Se arriesgan a que si denuncian ante las autoridades pueden enfrentarse a un proceso sancionador de expulsión, pueden acabar en un CIE y pueden ser expulsadas de España", alerta Verónica Barroso, responsables de incidencias de Amnistía Internacional.

Eso ocurre porque la Ley de Extranjería protege a las mujeres migrantes en situación irregular que sufren violencia de género, pero no a las que sufren violencia sexual. Por ejemplo, una violación fuera del entorno de la pareja o expareja.

Es la tortura por la que tuvo que pasar una mujer que, en situación irregular, denunció una violación. "Cada noche tengo esta pesadilla, siempre sueño con estos hombres y me despierto con esa pesadilla y con lágrimas. Es muy duro", revela.

La detuvieron con el argumento de que su denuncia era falsa y fue enviada a un centro de internamiento para extranjeros.

"Son cuestionadas doblemente porque las instituciones, las autoridades, pueden pensar que lo hacen de manera falsa para poder regularizar su situación", añade Barroso.

Desde el Ministerio del Interior aseguran que están trabajando en una instrucción -todavía sin plazo- para proteger a las mujeres ante cualquier tipo de violencia más allá de la pareja o expareja.

Pero Amnistía Internacional pide crear una Ley Integral contra este tipo de violencia. Es el único modo, dicen, de respetar los derechos humanos y proteger a las mujeres.