Es redonda, verde o negra, similar al tacto y vista de una aceituna normal, pero no es de verdad. Es un cebo contra los ladrones con un dispositivo de radiofrecuencia escondido en su interior.

"Con este sistema vamos a evitar el robo y controlar la denominación de origen y la trazabilidad del producto", explica Ricardo Cárdenas socio fundador de 'Agrosecurity'.

Esta aceituna pretende acabar con los más de 13.000 robos que se produjeron el año pasado en los cultivos españoles. En este sentido, el agricultor Antonio Berrio, afirma: "Cuando nosotros vamos a recoger una parcela, de 300 olivos que hay, 200 ya se han recogido. Nos encontramos que que nos han robado muchos kilos de aceituna".

El agricultor adquiere estos señuelos en su cooperativa y los distribuye estratégicamente por los árboles de su parcela. Antonio Berrio indica que se puede "colocar un señuelo de aceituna por cada cinco o diez olivos".

Se reparten a lo largo del terreno y se colocan en las ramas cuando el fruto aún no está maduro. El sistema de su interior emite un código único que identifica la parcela y el propietario del producto.

En caso de robo, según afirma Ricardo Cárdenas, "lo podrá detectar la Guardia Civil con unas pistolas de radiofrecuencia". "Una vez que llegue la mercancía a la cooperativa, hay un dispositivo de radiofrecuencia que detecta el origen de la misma", añade.

Este mismo proceso también permite detectar el señuelo y quitarlo de la mercancía para evitar que acabe en nuestro plato.