Hemos reunido a 3 generaciones de mujeres, de entre 91 y 29 años, para hablar de los muros a los que cada una se ha enfrentado por ser mujer. Recordando situaciones que para sus madres o abuelas eran normales y que ahora nos resultarían impensables.

Las tres primeras mujeres han sido: María, una diseñadora web, nacida en los 90; Mercedes, una maestra rural, que nació en los 60 y Ramona, que nació en los años 30. Son hija, madre y tía abuela. Estas tres mujeres nos cuentan las diferencias de serlo en cada una de sus generaciones.

Empieza Ramona, diciendo que el 8M era impensable en su época: "Las mujeres tenían que estar en su casa atadas a la pata de la cama". Mercedes añade que en la suya no lo "habrían visto bien ni las mujeres".

Otro de los temas que se pone sobre la mesa es la labor de las mujeres siempre responsable de los cuidados. En el caso de Ramona, con casarse y cuidar de su familia era suficiente. A Mercedes le hubiera gustado quitarse de encima el papel de cuidadora: "No puedo", asegura.

María explica uno de los problemas que se encuentra en su día a día por el hecho de ser mujer: "Lo más complicado es ser emprendedora". Si se compara con su pareja, asegura que en "ciertos ámbitos en los que le toman más en serio" o "le escuchan más". Algo que asegura María "sigue pasando".

Tres generaciones de bodegueras

Esta vez, nos acercamos a una bodega para conocer a 3 generaciones de bodegueras: Leticia Sanz, cosecha del 92; Ana Isabel Gómez, cosecha del 63 y Rita Heras, cosecha del 53.

Empieza contando su experiencia Rita, que fue la que abrió camino. Ella acudía a las ferias como propietaria, pero muchas veces "pensaban que era la azafata". Algo que solía sucederle es que llegado un determinado momento le preguntaba: "¿No podemos hablar con tu jefe?"

Esta bodeguera y propietaria asegura que para ella esto ha sido lo más difícil: "demostrar que vales" y compaginar "con la vida maternal casi al 100% responsabilidad de la mujer". Esto es algo en lo que coincide Leticia, que tiene 40 años menos, pero se encuentra con las mismas trabas.

Siente discriminación "no tanto por ser mujer como por ser joven", aunque ya son muchas en este oficio tradicionalmente ocupado por hombres. "Tenemos casi tantas mujeres como hombres y también desde el punto de vista directivo", asegura Ana Isabel.