Parece increíble, pero han pasado más de veinte años desde que se instalara el primer contenedor amarillo en España. Aun así, todavía hoy hay mucha gente que no conoce lo más esencial del reciclaje, o que piensa que casi nadie lo hace.

Por eso, a continuación damos respuesta a las grandes cuestiones sobre el reciclaje, para que estés al tanto de todo y, quién sabe, sepas más que nadie de ello la próxima vez que juegues al Trivial.

¿Qué significan los colores de los contenedores?

-¿Saco la basura?

- Vale, esta bolsa va al amarillo, y estos cartones, al azul.

Este es un ejemplo de una conversación habitual que puede darse cada día en nuestras casas. Los contenedores de reciclaje tienen colores diferentes para facilitar tanto la separación por parte de los consumidores como para su recogida. Esta separación es tan clave, que incluso la hemos integrado en nuestro lenguaje y nombramos a los contenedores por su color en lugar de por los residuos que podemos echar.

No obstante, siempre habrá quien dude. Estos son los colores de los principales contenedores de reciclaje:

  • -Amarillo: es el contenedor al que van la mayoría de envases plásticos (botellas, recipientes de comida a domicilio, la tapa del café para llevar, etc.), bricks, y envases metálicos, como latas de bebida o de conservas, o las tapas de las conservas de vidrio. ¿Y sabes por qué amarillo? En este caso se siguió el ejemplo del primer país en poner ese color, Alemania.
  • -Azul: aquí es donde debemos depositar papel y cartón. Es importante no echar aquí los bricks de leche o de zumos, que van al amarillo, y tampoco servilletas o papeles que estén muy sucios por haber estado en contacto con la comida. Normalmente se han escogido los colores de los contenedores por su similitud con el producto, pero para el papel se eligió azul en lugar de blanco por ser un color más ‘sufrido’, que dirían nuestras abuelas.
  • -Marrón: es el contenedor para restos orgánicos, que está presente cada vez en más ciudades. Ahí separaremos restos de comida, pequeños residuos de jardinería, posos de café o infusiones y papel de cocina sucio o servilletas usadas.
  • -Verde claro: antiguamente con forma de iglú, es donde tiramos el vidrio (botellas, botes de conservas). Es importante no echar ahí cristal (vasos, bombillas), que van al de restos o al punto limpio. El color de este contenedor tiene que ver con la similitud con el color de las botellas de vidrio.
  • -Gris de tapa naranja o verde oscuro: es el contenedor de restos, el de toda la vida. Ahí va todo lo que no puede ser reciclado (mascarillas, productos de higiene íntima, pañales, polvo de barrer, toallitas húmedas…) , o los restos de comida si en tu municipio no se recoge la basura orgánica por separado. Es verdad que en cada ciudad puede cambiar de color, así que si dudas, lo ubicarás por descarte: es aquel que no sea ninguno de los anteriores.

Reciclaje de envases en el contenedor amarillo.

Otra cosa que no sabría probablemente es que todos los países de la UE, excepto Bélgica, tienen los mismos códigos de colores para los residuos del cubo de vidrio, papel y envases.

¿Dónde acaban mis envases?

El aprovechamiento de nuestros residuos es cada vez mayor y la economía circular está cada vez más presente en España. Los envases que separamos se distribuyen en las plantas de selección, luego se tratan en empresas especializadas en el reciclaje de ese material para su posterior reaprovechamiento.

¿Y en qué se convierten? Tenemos muchos ejemplos ya de ropa y calzado procedente de envases reciclados, aquí va una una batería de marcas de ropa y complementos: La Mandinga, lBasq, Veganized, Sea2See, Thinking Mu o Nukak.

Además, hay otras muchas cosas recicladas que no te imaginarías. Los residuos también pueden convertirse en mobiliario público, como los parques infantiles y bancos elaborados por Export Directe. Por no hablar de la multitud de envases de comida para llevar, tanto de origen plástico como de cartón, elaborados a partir de material reciclado. Es lo que se llama economía circular, evitar extraer nuevos recursos dando a los residuos una nueva vida.

¿Cuándo comenzamos a reciclar en España?

En algunas ciudades y pueblos empezamos a ver contenedores amarillos y azules en 1997. Por entonces ya era conocido el iglú del vidrio, que llegó en 1982. Pero el reciclaje de envases de forma sistematizada comenzó en 1998, cuando se puso en marcha la Ley 11/1997 de Envases y Residuos de Envases que promovió la creación de los Sistemas Integrados de Gestión (SIG).

Fue entonces también cuando se creó Ecoembes, organización sin ánimo de lucro encargada desde entonces de coordinar el reciclaje de los llamados envases domésticos (contenedor azul y amarillo) en todas las comunidades autónomas.

Y desde entonces hasta hoy el reciclaje se ha modernizado y la tecnología tiene un papel fundamental. Incluso para los ciudadanos, que hoy pueden incluso recibir recompensas sociales y sostenibles gracias a su contribución al reciclaje de latas y botellas de plástico de bebidas mediante el sistema RECICLOS, el primer Sistema de Devolución y Recompensa (SDR) en España.

¿Quién financia el sistema de reciclaje?

Con la ley de Envases 11/1997 se creó un sistema armonizado en el que las empresas que ponen envases en el mercado están obligadas a costear su reciclaje.

Por ello, cuando veas el'Punto Verde' (símbolo verde con dos flechas), ya presente en la mayoría de envases, querrá decir que la empresa está pagando su reciclado.

Y después, ¿a dónde va ese dinero? La Ley establece que esos ingresos procedentes de las empresas deben repartirse a las entidades locales (ayuntamientos, mancomunidades, diputaciones, consorcios, cabildos, consells, etc.) para sostener el coste de la recogida selectiva de envases.

En resumen, las empresas costean los contenedores, camiones y empleados que recogen los envases así como las plantas de selección donde van a parar nuestros envases.

¿Cuántos españoles reciclan?

Año tras año, y gracias a la conciencia de los ciudadanos que separan en sus casas, la recogida de envases es cada vez mayor. Según las últimas cifras, correspondientes a 2019, 37 millones de españoles afirman que separan envasesen sus hogares a diario.

Además, ocho de cada diez españoles asegura tener un cubo aparte para los residuos que van al contenedor amarillo (plásticos, latas y briks). El esfuerzo de todos ellos logró que ese año se recogieran un millón y medio de toneladas de envases en toda España.

¿Por qué es importante reciclar?

Aunque cada vez son más personas las que reciclan, todavía hay a quien le cuesta hacer el pequeño esfuerzo de separar residuos, un hábito sencillo que cambia mucho las cosas.

Reciclar es importante por muchas razones: la más directa, porque es beneficioso para el medio ambiente. El reciclaje reduce la explotación de nuevos recursos: el millón y medio de toneladas recicladas en 2019 en España evitó la emisión de 1,67 millones de toneladas de CO2 a la atmósfera. El reciclaje también reduce el consumo de agua (21 millones de m3 en España en 2019) y evita que los residuos acaben en los mares, algo que está causando mucho daño a la biodiversidad.

Pero además, es un acto con un beneficio social. El Instituto Sindical de Trabajo, Ambiente y Salud de CCOO (ISTAS-CCOO) cifra en 46.210 los empleos asociados de forma directa o indirecta al reciclaje de envases de plástico, latas y briks y de papel y cartón.

En algunos casos incluso ha servido para la integración de personas en riesgo de exclusión social. La iniciativa 'Reciclar para cambiar vidas', liderada por Ecoembes junto a la Fundación La Caixa,ha creado 866 empleos destinados a víctimas de violencia de género, parados de larga duración, personas que han pasado por prisión o jóvenes en garantía social, entre otros. De ellos, 230 se crearon en 2020, en plena pandemia.