La prueba consistía en que las personas que aceptasen los 'términos y condiciones' para usar WiFi gratis aceptaban realizar 1.000 horas de trabajos comunitarios, como limpiar las heces de animales de los parques, los desagües atascados y retretes portátiles de eventos, despegar chicles del suelo, pintar a los caracoles para alegrar su existencia o dar abrazos a perros y gatos callejeros.

El experimento duró dos semanas y acabó con 22.000 personas aceptando los trabajos comunitarios, pero la empresa afirmó que no obligaría a nadie a realizar ninguna de las tareas citadas en las condiciones. Lo único que querían era hacer ver a la gente el peligro que tiene no leer antes de aceptar o firmar.

"Los usuarios de WiFi necesitan leer los 'términos' cuando se registran para acceder a una red pública. ¿Qué están aceptando, qué datos están compartiendo y qué licencia le están otorgando a los proveedores? Nuestro experimento muestra que es demasiado fácil dar clic en 'aceptar' y creemos que dar este consentimiento es algo injusto", comenta la empresa, según informa el portal Mashable.

Además aclaró que la acción estaba destinada a avisar sobre la nueva ley de protección de datos, que entrará en vigor en 2018 en la Unión Europea.