Entre caminos de ceniza y el olor del azufre, un equipo de laSexta se acerca junto con expertos al cráter del volcán de La Palma. A 200 metros, donde ningún medio había llegado hasta ahora.

Los expertos dejan los vehículos cerca, por razones de seguridad, principalmente por si el volcán volviese a estar activo y tuviesen que salir corriendo. Desde ese punto comienza un paseo por la ceniza, con una sensación similar a la de andar entre dunas.

A la zona próxima al cráter solo puede accederse a pie y con todo un equipo de protección que avisa de la presencia de gases peligrosos. Cuando el aparato que mide la calidad del aire empieza a pitar, hay que cambiar la mascarilla FPP2 por la de gases.

La ceniza ha teñido todo el paisaje de negro y en algunos puntos puede llegar a los dos metros de altura. Casas sepultadas y árboles completamente secos que jamás podrán recuperarse.

El volcán ahora se encuentra en silencio, pero la emergencia no ha terminado. El volcán sigue desgasificando y el trabajo continúa después de casi tres meses.

Como ha advertido el comité científico del Pevolca, en la fase post-eruptiva en Cumbre Vieja aún hay riesgos asociados a las altas temperaturas de las coladas y la concentración de gases, por lo que insta a la población a no acceder a la zona de exclusión.