Renée Zellweger , la conocida actriz que ha dado vida a Bridget Jones desde el año 2001, ha respondido en una carta a las críticas sobre sus operaciones de estética. En el escrito, Zellweger critica a los medios por centrarse en temas sensacionalistas en lugar de hablar de temas más trascendentes. Además, la actriz juzga el papel de la mujer, que según ella, siempre se ha medido por su apariencia, un aspecto que pide que se cambie.

"Tengo suerte. Es una bendición elegir una vida artística y tener un trabajo que a veces te permite cambiar las cosas. Merece la pena pagar el precio en tu vida pública.

Aunque, en ocasiones, implica resignarse a la humillación y, otras veces, entender cuándo los silencios perpetúan un problema mayor.

En octubre 2014, un artículo publicado en un tabloide informó que posiblemente me había operado para alterar mis ojos.

No importaba, era sólo una historia más en la inmensa pila de estiércol que genera cada día la prensa sensacionalista, alimentado por titulares explosivos y gente aficionada a la crueldad cobarde desde sus púlpitos anónimos de Internet.

En los intereses del periodismo de tabloide --que se beneficia del caos y escándalo que genera e inyecta en la vida de la gente-- y la consiguiente humillación, la verdad queda reducida a ser una nota al margen de un argumento ficticio. No creo que haya ninguna dignidad en dar explicaciones a quienes comercian con escándalos inventados o en buscar la aprobación de aquellos que hacen de reírse de los demás un deporte.

Aún así, en nuestra cultura de transparencia no solicitada, ropa sucia televisada y gente exponiendo todos sus detalles más íntimos a cambio de atención y notoriedad, parece que la opción de valorar la privacidad levanta suspicacias. Alguien mentiroso que oculta un comportamiento malévolo. "Lo niega" implica un intento de cubrir la supuesta "verdad expuesta" por el sensacionalismo.

Y, mientras en Internet la historia artificial, por su atractivo morboso para las mentes curiosas, se convierte en supuesta verdad en cuestión de momentos, elegir la dignidad del silencio en lugar de involucrarse con el comercio de la cruel ficción te deja vulnerable no sólo al ridículo habitual, sino también a ver la vida de uno asaltada por aquellos que se benefician por el escándalo inventado.

Hoy no escribo porque haya sido acosada públicamente o porque se haya cuestionado el valor de mi trabajo por un crítico cuyo ideal físico está basado en un personaje ficticio de hace 16 años, sobre el que siente una posesión, y que ya no alcanzo.

No escribo en protesta por la asquerosa suposición de que el valor de una persona y su contribución profesional se ven devaluadas si presuntamente cede a las presiones sociales sobre la apariencia, y debe justificar sus elecciones personales en un juicio público.

No escribo porque crea que es un derecho individual tomar decisiones sobre el cuerpo propio, sea cual sea el motivo, sin que seas juzgado o juzgada por ello.

Escribo para ser fiel a mí misma, debo defender las verdades de mi vida y porque ver cómo se transforma el rumor de tabloide en verdad es realmente preocupante. La sensacionalista historia de la "cirugía de los ojos" por sí misma no tiene importancia, pero catalizó mi inclusión en el consiguiente hilo de noticias legítimas sobre la autoaceptación y las mujeres que sucumben a la presión social para parecer y envejecer de cierta manera. En mi opinión, que la suposición del tabloide se convierta en un noticia de la que informan los grandes medios, sí importa."