La muerte del perro Willow, el último corgi de la reina Isabel II, ha dejado triste a la monarca, según informa el tabloide británico Daily Mail. Willow, de casi 15 años, sufría un cáncer, por lo que la reina decidió sacrificarlo el pasado domingo en el castillo de Windsor, a las afueras de Londres.

El can era descendencia de Susan, otro corgi que le fue regalado en 1944 con motivo de su 18 cumpleaños. La reina aún tiene dos corgis, Vulcan y Candy, y el año pasado adoptó otro corgi, llamado Whisper, tras la muerte de su dueño. No obstante, Willow era el único corgi que tenía aún enlace directo con Susan.

La historia de la monarca con esta raza de perros comenzó cuando era adolescente y quedó prendada de Dookie, un corgi que perteneció a su padre, Jorge VI. La reina quiso uno para ella, por lo que le regalaron a Susan. A lo largo de sus 65 años de reinado, Isabel II ha tenido más de 30 corgis, la mayoría de ellos emparentados con Susan, quien fue tan querida que acompañó a la reina en su luna de miel.

Entre las apariciones públicas de Willow destaca su participación en un sketch de 2012 de James Bond que la monarca grabó para la ceremonia de apertura de los Juegos Olímpicos de Londres. Willow y otros dos corgis, Mony y Holly, dieron la bienvenida al agente secreto, interpretado por el actor británico Daniel Craig, a su llegada al palacio de Buckingham, donde recibiría una misión de parte de la reina. Según el Daily Mail, Willow ha sido enterrado en los jardines del castillo, donde se erigirá una lápida en la que se podrá leer la inscripción "un fiel compañero de la reina".